Los músculos se clasifican según su función y características y según su tamaño, forma y ubicación.
Se conoce como músculo, una serie de tejidos fibrosos con capacidad para contraerse que pueden formar parte de la estructura ósea o bien pueden ser parte del tejido de un órgano.
Pese a dicha definición, expertos en anatomía y demás han considerado por mucho tiempo a los músculos, como unos órganos de gran adaptabilidad y resistencia, pudiendo ser estos moldeables y extensibles gracias al ejercicio, principal actividad física necesaria que el ser humano debe llevar a cabo para mantener los rangos y frecuencias de su funcionabilidad cardiovascular en niveles óptimos.
¿Cuáles son los tipos de músculos?
Según su función y características.
Esqueléticos.
Son aquellos que forman parte de la estructura ósea, es decir, que se encuentran unidos a los huesos, sus características principales, es que presentan una serie de fibras y células de forma alargada, existiendo una peculiaridad en cuanto a estas últimas, ya que disponen de múltiples núcleos.
Cerca del 80% de los músculos del cuerpo humano, forman parte de este tipo de huesos, se les determina como estriados, porque estos presentan una serie de estrías o cánulas a lo largo de su forma, encontrándose así unidos a los huesos o cartílagos, siendo característico de estos, las contracciones a gran magnitud.
Muchos alegan que estos son los músculos que se contraen primeramente ante cualquier fuerza o requerimiento superior del cuerpo, como es el caso de, hacer paralelas o abdominales.
Estos disponen de una serie de funciones, la primera de ellas, es responder a los estímulos del exterior, como es el caso, de contraerse o bien de relajarse, además como bien señalamos con anterioridad, son aquellos que contribuyen con el movimiento y el desplazamiento corporal.
Lisos.
En contraposición a los anteriores, estos músculos se encuentran conformados por células de gran tamaño pero de forma alargada y con células de un solo núcleo; estos no responden directamente a los estímulos del mundo exterior, sino que son controlados directamente por el sistema nervioso.
Es posible encontrarlos revistiendo el sistema digestivo, sistema reproductor, urinario, respiratorio y en las arterias, su principal función es colaborar con el traslado de aire, oxígeno y sangre.
Pese a lo indicado anteriormente, los músculos de este tipo se distinguen en unitarios, que pueden llegar a contraerse a gran velocidad y los multiunitarios, cuya contracción depende del estímulo nervioso que reciban y como responda el sistema nervioso en sí, en estas últimas las fibras de los músculos presentan independencia para contraerse sin afectar a las cercanas.
Cardíacos.
Presente exclusivamente en el miocardio, que no es más que el musculo que rodea el corazón y es capaz de contraerse, de apariencia hueca y gruesa.
De modo tal, que el miocardio es el músculo cardíaco por exclusividad, y no es más que el tejido que reviste todo el corazón, siendo el encargado de bombear la sangre por medio de todo el sistema circulatorio, todo esto resulta posible gracias a la contracción involuntaria que lleva siempre a cabo.
Es un musculo que no amerita de estimulación nerviosa, como se puede apreciar, y gracias a sus múltiples vasos capilares, puede cubrir las distintas demandas que ameritan energía por demás.
Las fibras que componen el miocardio son estriadas, de pequeño tamaño, engrosadas, con una serie de ramificaciones y suelen presentar entre dos o más núcleos que se entrelazan entre sí. Estas se caracterizan por ser auto-estimulables o bien auto-excitables, o lo que es lo mismo, que son capaces de iniciar su contracción sin ameritar estimulación nerviosa externa.
Pese a lo dicho con anterioridad, cabe la aclaratoria que el miocardio a través de ello, solo puede encargarse del bombeo de sangre, más no tiene poder o regulación sobre el ritmo cardíaco.
Según su tamaño, forma y ubicación.
Largos.
Los que pueden ser ubicados precisamente en las extremidades y se encargan de servir de tejidos que revisten articulaciones que ameritan de movimiento continuo, pudiendo encontrase a su vez en cadera, rodilla, codo o muñecas. También anatómicamente se encuentran músculos largos desde la cadera hasta la columna, los cuales presentan una elevación curvada.
Estudios han logrado determinar que el organismo humano, el músculo más largo se haya presente en el muslo, desde el cual desciende, lleva por nombre musculo sartorio, de apariencia alargada y delgada, que asemeja una cinta.
Cortos.
Aquellos que se ubican en huesos de tamaño corto y que se encargan de realizar movimientos con gran fuerza y precisión, estos pueden encontrarse en las palmas de las manos y en la planta de los pies, donde pueden apreciarse músculos de poca longitud pero de un grosor estimado, los cuales, resisten en gran medida y además pueden resultar por demás estimulables, pudiendo brindar grandes respuestas y aguante.
Anchos.
Los que se pueden encontrar en el abdomen y en el tórax, se determinan como anchos por poseer dimensiones similares tanto en su extensión como en su grosor, y tienen entre sus funciones el servir de protectores de los órganos que se encuentran encapsulados en dichas áreas anatómicas, por lo que llevan a cabo funciones primordiales como el resguardo de los órganos y la regulación de los movimientos de la respiración.
Orbiculares.
En términos anatómicos, se trata de una serie de músculos de forma circular que se ubican en una cavidad u orificio, encargándose de mantener cerrado o bien abierto el mismo, por medio de una serie de movimientos en ocasiones involuntarios y en otras situaciones voluntarios.
En el cuerpo humano pueden ubicarse dos clases de este tipo de musculo, las cuales veremos a continuación:
- Músculo orbicular de los parpados, el cual pertenece a la región superior de la cara, pudiendo ubicarse por debajo de la piel, pero frente a la órbita ocular. Tiene una forma bastante singular, que asemeja un anillo chato y delgado.
- Músculo orbicular de la boca, se dispone en la parte inferior de la cara, y se encarga de presentar una forma de elipse, a través de la cual, bordea todo el orificio bucal, encontrándose por debajo de la mucosa bucal y de los labios.