La tuberculosis se clasifica en localizada, diseminada, pulmonar, miliar, crónica y leve.
Se conoce como tuberculosis a la enfermedad pulmonar que afecta dichos tejidos, ocasionando fiebre, malestar general, esputo con sangre, y de carácter altamente infeccioso y contagioso, la tuberculosis es considerada por la mayoría de las organizaciones de la salud, como la segunda enfermedad más infecciosa del mundo, después del sida.
¿Cuáles son los tipos de tuberculosis?
Localizada
Se dice de aquella que solamente ha afectado un tejido, por lo general, es la que se ha alojado en un solo pulmón, siendo en este caso los síntomas mucho más livianos y tratables.
Diseminada
Por contraposición, es la que se ha postergado a demás órganos y tejidos, teniendo en cuenta, que la tuberculosis se trata de una enfermedad conformada por una bacteria que se transporta a través del torrente sanguíneo, de modo tal, que cuando esta no ha sido abarcada de forma correcta en su etapa inicial, fácilmente puede dispersarse a demás órganos como también puede propagarse a demás áreas, en este caso, los síntomas de la persona son lo suficientemente fuertes, colocando su estado de salud en gran decadencia.
Pulmonar
Efectivamente esta es la forma de tuberculosis propia y es la que se lleva a cabo en los pulmones, en todo su tejido y en los alveolos de los mismos, se trata en sí del alojamiento de la bacteria conocida como bacilo de Koch en dichos órganos.
Nombre que se corresponde con el científico que identificó la bacteria en el esputo de pacientes que ya presentaban síntomas iguales, en tiempos de epidemia, descubriendo así un agente patogénico en común de alto nivel de contagio.
La tuberculosis pulmonar, es la patología en sí, en cualquiera de sus estadios, que consiste efectivamente en la invasión por parte de la bacteria, de todos los tejidos buenos y sanos de los pulmones, generando que, una vez haya sido implantada en los tejidos pulmonares, sea transmisible por medio de la saliva y el estornudo, o bien por medio de cualquier secreción del sujeto que proceda de dichos órganos.
Es la patología más infecciosa, dada la facilidad de la vía de contagio, y se caracteriza por el dolor de pecho y de tórax, la tos constante, la producción de flema purulenta: y en los estadios mayores, la producción de esta viene acompañada con hematíes (rastros o residuos de sangre).
En ocasiones, cuando esta no logra ser tratada, se vierte en el torrente sanguíneo, debilitando las células protectoras del sistema inmune como los leucocitos y eritrocitos, logrando transportarse así a demás tejidos y ocupando demás órganos, dando origen a la tuberculosis extra pulmonar, la cual no es contagiosa.
Tal es el caso, de que la tuberculosis puede ocupar la vejiga, pero no por ello, la orina puede considerarse un foco de infección, señalándose con esto que la única tuberculosis contagiosa es la pulmonar, siendo los medios de transmisión la saliva de la tos y la secreción de los estornudos.
Tuberculosis Miliar
De peculiar difuminación y tiene a lugar cuando la bacteria se traslada por el torrente sanguíneo, sucediendo cuando la misma se adhiere a las capas de una determinada vena o vaso sanguíneo, haciendo que esta erosione y por consiguiente pueda ocasionar un declive de las ramificaciones venosas que se encuentren a su alrededor.
Llegando con esto a generar problemas en la medula ósea y sistema nervioso, cuando ello ocurre, la persona suele presentar estados de fatiga prolongados, estados de decadencia en su salud manifiestos por un sueño perenne, dificultad motora y de coordinación mental como consecuencia de la atrofia de las venas que no logran trasladar de forma correcta el oxígeno.
Tuberculosis leve y crónica
Esta clasificación se corresponde con los estadios de la enfermedad, en el caso de la tuberculosis leve se evidencia por la no inoculación de la bacteria en los pulmones, apareciendo los síntomas primarios, como fiebre y sudoración, siendo fácilmente reversible con la aplicación intravenosa de antibióticos y la ingesta de los mismos.
Mientras que, por contraposición a la leve, la tuberculosis crónica, se trata del estadio ya avanzado de la enfermedad, en el que la bacteria no solo se ha alojado en los pulmones, sino que además ha ocupado la sangre y tejidos subyacentes, requiriéndose de medidas extraordinarias para que se pueda revertir dicha patología del organismo humano y evitar así la propagación de una epidemia y muerte del paciente.