Las estrellas se clasifican según su ciclo de vida, según su luminosidad y temperatura y según criterios gravitacionales.
Una estrella es un cuerpo gasífero que se ubica en el espacio, algunos expertos señalan que está en realidad no tiene la forma puntiaguda o especial con que suele representarse, sino que por el contrario se trata de una esfera que a larga distancia suele distorsionarse en su forma.
Toda estrella se haya compuesta en mayor medida por hidrógeno y helio, pero también guarda en el interior de su estructura carbono, ozono, neón y por supuesto oxígeno, la dinámica reflectora de esta, obedece a la fuerza de gravedad que hace presión sobre la misma, haciendo que esta proyecte al exterior luz y energía calórica como también electromagnética.
¿Cuáles son los tipos de estrellas?
Según su ciclo de vida.
Esta es una clasificación muy variada que los astrofísicos han determinado conforme al ciclo de vida de las estrellas, tal vez ello pueda sorprender a muchos, que consideran que por tratarse de cuerpos celestes, estos no fenecen pero en realidad, si llegan a un término.
En efecto, las estrellas se originan en la nebulosa, que no es más que un espacio compuesto en gran medida por helio y gas, la fuerza de atracción o gravedad hace que las moléculas se sientan atraídas hacia un respectivo eje haciendo que de las mismas surja un cuerpo individual que proyecta luz y cierta temperatura, que irá aumentando conforme pase el tiempo.
La fusión de todos los átomos y moléculas crean un gran cuerpo que se mantiene gravitando, proyectando calor y luz a la vez, de igual forma, es de concebir que este suele expandirse producto de las mismas temperaturas, hasta alcanzar un tamaño mayor, motivo por el cual, algunas estrellas suelen vislumbrarse con mayor claridad en el imponente cielo oscuro.
A medida que la estrella transcurre su vida, esta comienza a consumir todo los elementos que le imprimen ese calor y esa fuerza, hasta llegar a un punto en el cual, esta termina por consumir todo su interior, una vez que ello ocurre, la luminosidad de la misma, comienza a disminuir y con ello su vida comienza apagarse, hasta que desaparece el cuerpo celeste.
Según su luminosidad y temperatura.
Estas se clasifican en:
Hipergigantes.
Son aquellas que superan en masa, los cálculos dimensionales sobre el tamaño de las estrellas, al formarse por medio de la fuerza de gravedad con mayor número de elemento.
Estas se caracterizan, en efecto, por presentar un tamaño exacerbado, algo que sin lugar a dudas las conduce a proyectar más luz y mayor energía calórica, los expertos consideran que dada su masa, pueden llegar a vivir más de tres millones de años.
Supergigantes Luminosas.
Se trata de cuerpos cuya dimensión puede llegar a superar 30 masas solares, evidentemente suelen proyectar un alto nivel de luminosidad, motivo por el cual, se pueden apreciar desde la superficie.
No obstante, el ritmo acelerado con el que consumen su energía, hace que estas fenezcan con prontitud, motivo por el cual, duran menos millones de años que en comparación con las hipergigantes.
Gigantes.
Cuerpo que supera las 4 masas solares, debe su formación al consumo excesivo del hidrogeno, que es necesario para su fusión, motivo por el cual suele propagarse o bien expandirse a gran velocidad, formándose una estrella de gran tamaño que irradia luminosidad y calor.
Dependiendo del aumento o consumo de energía esta fácilmente puede convertirse en una estrella gigante o bien en una estrella Supergigantes, todo dependerá del consumo de energía y de la intensidad o velocidad con que consuma el hidrógeno que la compone, lo que determinará su vida estelar.
Gigantes luminosas.
Aquellas que se ubican en la clasificación entre las estrellas gigantes y las Supergigantes, y se les denomina de dicha forma, por la intensidad de brillo que las mismas emiten, a pesar de la poca masa que puedan tener.
Sub-gigantes.
Conformada por cuerpos que han dejado su lapso inicial de formación, comenzando el proceso de expansión y del consumo del hidrógeno que tienen en su interior, iniciando la proyección de luz.
Enanas.
Denominadas así, aquellas estrellas que no presentan un tamaño proporcional pero que tampoco deben considerarse diminutas, estas simplemente se hayan en el estadio inicial de su desarrollo, sin embargo, suelen proyectar suficiente calor.
Sub-enanas.
Para definir aquellas que presentan un tamaño inferior a las enanas y se caracterizan por contar con un radio de luz, que cuenta con gran proyección, sin embargo su temperatura suele a ser inferior a las enanas.
Enana blanca.
Los astrofísicos determinan que estas estrellas cuentan con un tamaño similar al del planeta terrestre, no han podido determinar si estas se forman como parte del proceso de desintegración de la estrella en el consumo de su hidrógeno o bien si se trata de estrellas que se forman con residuos de la nebulosa por la fuerza de gravedad.
Conviene entender, que las estrellas, a medida que tienen un tamaño mayor, estas irradian mayor cantidad de luz, pero su temperatura disminuye notablemente, en cambio, en el caso, de que presentan un tamaño pequeño, estas no cuentan con una temperatura tan elevada, y su luz es poca.
Según criterios gravitacionales.
Esta tipología deviene del hecho de que las estrellas pueden formar parte de un sistema integral estelar o no, todo dependiendo de la fuerza gravitacional que las circunda, es por ello, que esta se trata de una clasificación que hasta los momentos los expertos solo han podido determinar aproximados.
Acorde a esto, las estrellas que logran ser atraídas e insertadas en un sistema estelar, pasan a denominarse estrellas sistemáticas, en ocasiones pueden estudiarse en conjunto con las constelaciones.
La importancia de esta clasificación reside en conocer si los determinados cuerpos, forman parte o no de un sistema estelar, determinándose así, si se estudian como parte de este conjunto, o bien deben abordarse de un modo independiente.
En este último caso, los esfuerzos investigativos persiguen abordar por qué no forman estos cuerpos parte del sistema estelar y que ha impedido su inclusión.