Tipos de Cicatrización

La cicatrización se distingue en primera intención, segunda intención y tercera intención.

Se conoce como cicatrización, a aquel proceso que se lleva a cabo en el propio organismo, una vez que este ha sufrido rupturas en la piel, o bien incisiones, como se denomina el  término médico.

En palabras más complejas, se puede decir, que la cicatrización es un proceso interno conforme al cual, los tejidos vivos del propio organismo se reestructuran celularmente.

Dicha aclaratoria, de tejidos vivos, se hace porque la misma, deviene del hecho que una persona fallecida no puede cicatrizar, ya que sus funciones vitales y celulares han fenecido, por lo que el organismo no tiene la capacidad para recomponerse.

¿Cuáles son los tipos de cicatrización?

Primera Intención

La que sucede cuando las heridas infligidas en la piel, son bastante pequeñas, es decir, cuando se trata de cortes de poca prolongación y profundidad y que suelen caracterizarse por que las capas del tegumento quedan cerca.

De modo tal, que el proceso de cicatrización no tarda en darse a lugar, siendo casi que inmediato, por lo que es muy común, que no queden cicatrices manifiestas en la piel.

El mejor de los casos puede apreciarse, en los cortes hechos con hojas de papel, cuando la persona está revisando un documento o bien cuando está armando un sobre, y al pasar su mano por la hoja, se produce la ruptura de las capas, la cual, duele pero sangra poco y se cierra al instante.

Lo único que puede dilatar esta primera intención, es que la cortada quede expuesta al agua por un periodo de tiempo largo, sin embargo, dada la magnitud del corte en la piel, este igualmente sana sin dejar cicatrices visibles, lo único que ocurre es que este puede presentar un proceso de curación más largo, pero igual es seguro.

Segunda Intención

En este caso, el proceso dilata mucho más y dependiendo del cuidado, la cicatriz puede llevarse a cabo de forma correcta, teniendo en cuenta, que aún y cuando esta surja, puede quedar visible e incluso deformada.

Es por ello, que debe de entenderse que la fase dos de cicatrización, tiene a lugar en aquellas heridas que son profundas, es decir, aquellas que separan las capas de piel y que implican la pérdida notable de sangre, por lo que se a merita una respuesta mayor del organismo.

Ya que debe este, de producir los glóbulos y las células necesarias, primero para que tenga a lugar, el proceso de coagulación, es decir, el sangrado debe de detenerse, y segundo, debe de darse a lugar el proceso de regeneración celular del tejido lesionado, el cual, debe de juntarse en capas y luego en piel.

Es por ello, que dependiendo de la exposición de la herida, como también del nivel de sangrado, pero sobretodo del movimiento de la extremidad o parte corporal en que haya sucedido la ruptura del tegumento, que la fase dos puede darse con mayor o menor tiempo.

Teniendo en cuenta, que la exposición al agua, al sudor, a un constante roce, a un movimiento enérgico, influye en gran medida en el proceso de cicatrización, estableciéndose estas con mayor entonación sobre la epidermis, de aquí que algunas cicatrices sean por demás notorias.

Tercera Intención

En este caso, el proceso de cicatrización se torna mucho más complejo, ya que la herida que da lugar a la misma, es de gran extensión, esta ha traspasado las capas de la piel, involucrando pérdida de líquido o bien pérdida de tejido.

Se trata de todas aquellas heridas que ameritan la intervención quirúrgica, o bien el tratamiento clínico, verbigracia todas las heridas que implican la sutura.

Como es de evidenciar, el proceso de regeneración celular, debe de sobrellevar un tiempo y un cuidado para mantener los tejidos asépticos y libres de todo agente microbiano que pueda ocasionar infección alguna.

El aspecto de la cicatriz dependerá del tipo de piel, de la cantidad de colágeno que el organismo pueda generar, del lugar donde ocurrió y el movimiento que implique dicha zona.

En fin, deben de considerarse una serie de factores, en todo caso, por lo general, dichas cicatrices suelen quedar protuberantes, ameritándose siempre una segunda intervención para corregirla, que obedece a motivos estéticos.

 

 

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