3 Ejemplos de Monólogos

Los monólogos es una forma de discurso que se caracteriza por ser expresado por una sola persona; una forma de dialogo individual en voz alta, que puede estar dirigido para sí mismo o para un público.

Es muy usado en obras dramáticas para crear y caracterizar personajes, permitiendo trasmitir a la audiencia sus emociones y pensamientos internos de un personaje.

Vemos de que se tratan los monólogos y tres clásicos ejemplos.

¿Qué es un monologo?

Un monólogo es un discurso largo que es dicho por un personaje en una obra de teatro, una película, un libro, u otro tipo de representación dramática; aunque también puede referirse a cualquier discurso o reflexión larga hablada por una sola persona en cualquier contexto.

En términos de drama, un monólogo puede ser una herramienta eficaz para desarrollar un personaje o avanzar en la trama, puede ser una expresión de los pensamientos y emociones internas del personaje, y puede estar dirigido a otros personajes o al público.

Los monólogos pueden ser de diferentes tipos, incluyendo monólogos interiores (donde un personaje expresa sus pensamientos internos), monólogos dramáticos (donde un personaje habla a otros personajes), y monólogos soliloquios (donde un personaje habla solo, generalmente para permitir que la audiencia conozca sus pensamientos y sentimientos).

Características de los monólogos

Los monólogos tienen varias características distintivas, que pueden variar dependiendo del tipo de monólogo y del contexto en el que se utilice. Aquí están algunas de las más comunes:

  1. Un monólogo siempre implica un solo hablante, y es la característica más distintiva de un monólogo.
  2. En una obra de teatro o una película, los monólogos son a menudo una manera para que un personaje revele aspectos de su carácter, sus motivaciones, sus sentimientos o sus pensamientos íntimos.
  3. Tienden a ser más largos que el diálogo típico, pueden durar desde unos pocos minutos hasta una obra entera.
  4. Durante un monólogo, no se espera que otros personajes interrumpan al hablante.
  5. Dependiendo del tipo de monólogo, puede estar dirigido hacia los personajes internos, al público o a uno mismo.
  6. En algunos casos, un monólogo puede ser utilizado para avanzar en la trama de la obra. Por ejemplo, puede proporcionar información necesaria para entender los eventos que sucederán más adelante.
  7. Algunos monólogos, especialmente en la poesía y el teatro, pueden tener una calidad lírica, con un uso cuidadoso del lenguaje para evocar imágenes y emociones.

Estas son características comunes, pero no todas tienen que estar presentes en cada monólogo. Los monólogos pueden variar mucho en estilo, tono, y propósito dependiendo de cómo y dónde se utilicen.

3 Ejemplos de monólogos

Hay muchos otros monólogos notables en literatura, teatro, cine y televisión que han tenido un impacto significativo en la cultura y el arte, entre ellos los siguientes:

1. Monólogo «Ser o no ser» – Hamlet, William Shakespeare

«Ser, o no ser, esa es la cuestión:

Ser, o no ser; ésa es la cuestión:

¿Si es más noble sufrir en el ánimo

Los hondazos y flechas de la ultrajante Fortuna,

O tomar las armas contra un mar de problemas,

Y, oponiéndonos, acabar con ellos? Morir, dormir;

No más: y con un sueño decir que acabamos

Con el dolor del corazón, y los mil golpes naturales

Que son herencia de la carne; ésa es una consumación

Piadosamente deseada. Morir, dormir;

Dormir, tal vez soñar: sí, ahí está el obstáculo;

Porque en ese sueño de muerte, qué sueños pueden sobrevenir

Cuando nos hayamos desprendido de nuestras tribulaciones mortales;

Eso es lo que nos detiene: ésa es la consideración

Que da tan larga vida a la calamidad;

¿Porque quién aguantaría los latigazos y desprecios del tiempo,

 El agravio del opresor, la afrenta del soberbio,

Los espasmos de dolor del amor desairado, la tardanza de la justicia,

La insolencia de la autoridad, el mal trato

Que de los indignos recibe el mérito paciente,

Cuando él mismo podría saldar todas sus obligaciones

Con una daga desnuda? ¿Quién soportaría cargas,

Gruñendo y sudando bajo una vida fatigosa,

Si no temiera algo después de la muerte,

Ese país sin descubrir, de cuyos confines

Ningún viajero retorna, que desconcierta la voluntad,

Y nos hace soportar los males que nos afligen

¿Antes que lanzarnos hacia otros que desconocemos?

Así la conciencia nos hace cobardes a todos,

Y el matiz propio de la resolución Se debilita con la palidez con que la reflexión lo cubre;

Y empresas de gran importancia y alcance Con esta consideración tuercen su curso, Y pierden el nombre de acción.

Este monólogo del príncipe Hamlet fue escrito a mediando de 1600, y es tal vez uno de los más famosos en toda la literatura universal, donde Hamlet reflexiona sobre la vida y la muerte, el suicidio, y los sufrimientos que todos debemos soportar.

2. Monólogo «Mañana, y mañana, y mañana» – Macbeth, William Shakespeare

El monólogo «Mañana, y mañana, y mañana» en Macbeth, una tragedia de William Shakespeare, es uno de los más famosos. Macbeth, el personaje principal, lo pronuncia al enterarse de la muerte de su esposa. Aquí te dejo su traducción al español.

“Mañana, y mañana, y mañana

se arrastra con paso mezquino día tras día

hasta la sílaba final del tiempo escrito,

y la luz de todo nuestro ayer guió a los bobos

hacia el polvo de la muerte. ¡Apágate, breve llama!

La vida es una sombra que camina, un pobre actor

que en escena se arrebata y contonea

y nunca más se le oye. Es un cuento

que cuenta un idiota, lleno de ruido y de furia,

que no significa nada.”

Este monólogo refleja la desesperación y el nihilismo de Macbeth al enfrentarse a la inutilidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. Es un ejemplo poderoso del uso del monólogo para revelar la psicología interna de un personaje.

3. Monólogo de “Ahora estoy solo” – Macbeth, William Shakespeare

El monólogo de Hamlet «Ahora estoy solo» es uno de los más conocidos en la obra «Hamlet» de William Shakespeare. Este monólogo ocurre en el Acto II, Escena II.

“Ahora estoy solo.

¡Oh, qué rufián y vil miserable soy!

¿No es monstruoso que este actor,

En una ficción apenas, en un sueño de pasión,

Pueda doblegar así su alma a su capricho

Y que por obra de ella todo su rostro palidezca,

Con lágrimas en los ojos, agitación en su semblante,

Su voz quebrada, y su entera actitud ajustada

En sus formas a ese capricho? ¿Y todo por nada?

¡Por Hécuba!

¿Qué es Hécuba para él, o él para Hécuba,

Para llorar así por ella? ¿Qué haría entonces

Si tuviera el motivo y la provocación para apasionarse

Que yo tengo? Inundaría la escena con lágrimas,

Y desgarraría los oídos de todos con discursos de horror,

Enloquecería a los culpables y llenaría de consternación a los inocentes,

Confundiría a los ignorantes, y dejaría perplejas en verdad

A las mismas facultades para ver y oír. Sin embargo, yo,

Canalla torpe y vacilante, languidezco

Como un soñador, indiferente a mi causa,

Y no puedo decir nada –no, ni por un rey

Sobre cuyas posesiones y muy preciada vida

Cayó una maldita destrucción. ¿Soy un cobarde?

¿No hay quien me llame villano, me parta la cabeza,

Arranque mi barba y me la tire al rostro,

Me retuerza la nariz, me eche en cara la mentira

Y me la haga tragar hasta los pulmones?

¿No hay quien me haga todo esto?

¿Eh? ¡Dios, debería aceptarlo!: pues a no ser que tenga

Hígado de paloma, y me falte hiel

Que haga amarga esta opresión, hace tiempo

Que habría engordado los buitres del lugar

Con las entrañas de este miserable: ¡villano sanguinario y obsceno!

¡Villano implacable, traicionero, lujurioso, inhumano!

¡Oh, venganza!

¡Ah, qué torpe soy! ¿No es admirable

Que yo, el hijo del querido padre asesinado,

Incitado a mi venganza por el cielo y el infierno,

Deba como una prostituta desahogar mi corazón con palabras,

Y acabe maldiciendo como una mujerzuela,

Como una fregona?

¡Qué vergüenza! ¡Concéntrate, cerebro! He oído decir

Que en personas culpables, al asistir a una obra de teatro,

El solo artificio de la escena

Les ha llegado hasta el alma, y de inmediato

Han proclamado sus delitos;

Pues el asesinato, aunque no tenga boca, hablará

Con la voz más prodigiosa. Haré que estos actores

Representen ante mi tío algo parecido al crimen

De mi padre. Observaré su semblante,

Lo sondearé hasta lo más hondo. Si llega a alterarse,

Sé cuál será mi camino. El espíritu que he visto

Podría ser un demonio –y el demonio tiene poder

Para asumir una forma agradable. Sí, y quizá,

Aprovechándose de mi debilidad y mi melancolía,

Como él es tan potente con tales espíritus,

Se valga de mí para condenarme. Encontraré razones

Más seguras que ésta. La obra es aquello

En lo que atraparé la conciencia del rey”

En este monólogo, Hamlet se lamenta de su incapacidad para tomar medidas contra su tío Claudio, que ha asesinado a su padre y se ha casado con su madre. Hamlet se compara con un actor que puede conjurar emociones profundas para un personaje ficticio, mientras que él mismo no puede movilizarse para actuar en su propia vida real.

Referencias Bibliográficas

  • Alberto Colombi, (compilador), LOS MONÓLOGOS DE HAMLET: Unas páginas sutiles y poderosas. FUNDACION SHAKESPEARE ARGENTINA, Ilustración: Portada de Hamlet, Príncipe de Dinamarca en su edición de 1605.
  • Javier Ibarra Letelier, (compilador), Adaptación de la obra original para el montaje “Macbeth” de William Shakespeare bajo la dirección de Javier Ibarra Letelier. Proyecto Fondart 2013.

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