1 Ejemplo de Relato

¿Qué es un relato?

En sentido general, la palabra relato hace referencia a la manifestación de una serie de eventos como han ocurrido, y de los cuales es protagonista o testigo la persona que los expresa.

Ejemplo de Relato

Más si lo adecuamos al ámbito literario, podemos señalar que el relato consiste en una narración que se centra en la manifestación de un conjunto de hechos de forma puntual y con la marcada determinación de los protagonistas, es así, como el mismo puede verse presente en distintos formatos como la novela, la epopeya, la leyenda, la fábula y demás manifestaciones de este género.

Características del Relato

Efectivamente los relatos son el principal vínculo para manifestar las creaciones literarias, que se caracterizan por:

  • Creatividad en prosa, por lo general los relatos son cortos, en comparación con las demás manifestaciones literarias, debiendo el autor de estos adueñarse de cada línea y atesorar la palabra, en la mayoría de los casos debe de considerarse que ello resulta procedente solamente cuando puede construirse la historia en pocas palabras y escasos personajes, pero con tramas bien marcadas y que atraen al lector con gran expectación.
  • Concisos y breves, efectivamente los relatos se caracterizan por ser cortos en palabras, debiendo de expresarse en la medida justa, pero siempre respetando la prosa que se va a presentar, es decir, haciendo hincapié en el desarrollo pleno de la historia.
  • Se funda en un problema, contrario a lo que muchos puedan pensar debe de saberse que un relato es el reflejo de una problemática que necesariamente debe de ser resuelta, es decir, que en la mayoría de los casos el autor se funda en un conflicto de intereses que ha de afrontar el protagonista a lo largo de la historia.

Presentándose siempre al respecto dos finales, uno en el que el personaje principal actúa conforme a las buenas costumbres, leyes y la moral, quedando así como persona de ejemplo; y otro en el que actúa contrario a los principios, asumiendo las consecuencias y quedando de todo ello, una moraleja.

  • Escasean los personajes, una de los rasgos más marcados de los relatos, es que estos presentan pocos personajes, ello obedece a que a cada persona de la ficción le corresponde una secuencia de eventos, algo que debe de ser sumamente corto en este recurso literario.

Si lo que deseas es conocer cómo se crea un relato a continuación te presentamos uno:

  1. La felicidad que se escapó:

Ella caminaba todos los días hacia su sitio de trabajo, sin pensar que desde las vidrieras de la misma tienda, el galante hombre la miraba, contemplando su belleza.

Pasaron así varios años, hasta que él, se resolvió a saludarla, un simple Hola, pronunció, para que la sonrisa de ella lo dejará completamente escandalado. Obvio a su edad (ya pasaba de los cincuenta años, época en el que otoño comienza a mostrarse en la cien, y las conquistas resultan pocas)

Ella, era una joven bastante moza, poca versada, muy culta, pero de escasa experiencia, atraía muchas miradas por su especial candor, pero sobre todo por sus modales refinados y la particular forma en que miraba, con dulzura, con mucha atención, como queriendo decir muchas cosas, pero callando siempre por reserva.

Él a pesar de sus años, era todo un atractivo que deambula de cama en cama, motivo por el cual, no le resultaba para nada indiferente, su cabello marcado por los tintes negros, deslumbraba con brillo, su cara de tez blanca y su sonrisa que escondía la malicia de los años, la hicieron caer maravillada.

Con un café y la secuencia de una serie de visitas, el noviazgo empezó, como todo romance que inicia con la pasión, el amor crecía cada día más, no obstante, las brechas generacionales fueron haciendo sus estragos.

Carmen (como ella se llama, o llamaba ya que después del romance nunca será la misma), era liberal, toda una profesional, dedicada a su trabajo, pero ante todo una mujer que creció sin figura paterna, bajo el paradigma de que las mujeres deben de resolver todo solas, algo que sin duda, atrae mucho a hombres, su soltura al hablar, su candidez era un foco para cualquier galante.

No obstante, Javier (como él aún se llama) era un casanova, un hombre si madurar la idea del compromiso, pero que con Carmen decidió cambiar (o al menos eso creía) sin dejar atrás viejos hábitos creyendo que por la inocencia de aquella jamás se daría cuenta.

Pero todo cambio, Carmen fue envolviéndolo con su soltura y lo atrajo cada día más, deseoso de que nadie más la tuviera, no toleraba amigos, conocidos, ni siquiera quien le pidiese la hora.

Las peleas se hicieron presente, los celos fueron turbando la atmosfera, la desconfianza condujo a la falta de respeto, y la dulzura y el candor se fueron tiñendo de amargura, pero sumisa, Carmen prefería evitar para no pelear, para no tener problemas, pero por dentro el amor moría junto a ella.

Tras una leve pelea, ella fue clara: me estás perdiendo! Murmuro, pero él creyó que solo era molestia, y pretendió opacarla con pasión desenfrenada, pero bien dicen el sexo nada pinta con el amor, y ese día ella fingió.

La lejanía comenzó a hacer pausa, Carmen se distancia y él creía que todo iba de maravilla, hasta que la vio hablando con un gran amigo de su infancia, los celos esa tarde crecieron más, y la pelea termino con un bofetón.

Nadie dijo nada, él salió a comprar la reconciliación, Carmen recogía las maletas, sin saber que dentro de sí llevaba el más importante de sus prendas: su hijo. Al regresar no encontró sino un silencio que impregnaba todo…

Ella, hermosa y altiva anda con un capullo de la mano, hermosa como ella y con el candor que garantizaba a su madre hace años, él las miraba desde la vidriera, pero sin ganas de querer acercarse, para no molestar, pero con lágrimas en los ojos.

Desde ahora, cada día a la misma hora, ellas pasan riendo y cantando, y él llorando ver pasar lo que pudo ser su felicidad plena.

 

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