La clasificación de Fontaine establece cuatro categorías de distinción del estado isquémico en los pacientes diabéticos.
Como comprenderás la diabetes es una enfermedad que aqueja a centenares de personas, llegando en muchas ocasiones a limitarle las funciones orgánicas y el desempeño continuo en sus labores diarias, todo ello como consecuencia de un deterioro pancreático que vierte insulina mala en el torrente sanguíneo y no permite la disminución de los niveles de glucosa en la sangre.
Ahora bien, la diabetes, cuando se encuentra en estado avanzado presenta una serie de síntomas o señas externas en el paciente, como es el caso de la muy conocida como isquemia, que es la retención de líquido y la imposibilidad de que la sangre fluya de forma correcta por todo el cuerpo.
En el caso de los diabéticos, ello se presenta con mayor regularidad en los miembros inferiores, de aquí la prioridad de establecer niveles isquémicos en dichas extremidades para poder establecer con prontitud un tratamiento oportuno.
Clasificación de Fontaine.
Grado I.
En este nivel, el paciente no presenta una enfermedad tan avanzada, podría decirse que la diabetes apenas fue detectada por lo que es algo pronto para poder evidenciar sus síntomas.
De modo tal, que el paciente aun no percibe ni problemas circulatorios, como tampoco los signos básicos de la enfermedad, siendo esta etapa totalmente asintomática.
Grado II.
En este caso, la enfermedad ha comenzado a evolucionar siendo evidente el deterioro paulatino de los órganos, la circulación ha comenzado a fallar razón por la cual el paciente comienza a evidenciar movimientos lentos o dolorosos que vienen acompañados de leves adormecimientos en las extremidades inferiores, todo ello como reflejo de los problemas circulatorios.
Grado III.
Esta etapa se caracteriza por un deterioro avanzado del organismo del paciente, en el cual el páncreas se considera disfuncional, las terapias de insulina se hacen recurrentes dependiéndose de la misma, por otra parte la piel comienza por igual a deteriorarse.
En lo que respecta a la circulación en los miembros inferiores, es apreciable que los mismos han dejado de responder de forma lenta, de modo tal, que los síntomas de adormecimientos, calambres y presencia de venas brotadas son notables incluso en reposo.
Grado IV.
El peor de los estados y en los que el paciente ya encuentra un deterioro orgánico generalizado, en este caso no solo el páncreas ha dejado de funcionar, sino que los demás órganos se han visto plenamente afectados, ocasionando todo ello una serie de problemas en la funcionalidad del cuerpo.
En lo que respecta a la isquemia esta se haya en el estado avanzado, ocasionando no solo el adormecimiento general de los miembros inferiores sino la presencia además de ulceras en la piel comienza a hacerse evidente, la lentitud de sanación en las mismas o la imposibilidad de su curación son índice de un avanzado estado de deterioro.
Es normal que en estas circunstancias el paciente se encuentre en cuidados intensivos y bajo estricta vigilancia médica, dada las deplorables condiciones de salud que lo ameritan.