Clasificación de Dislocaciones Articulares

El cuerpo humano es una obra maestra de la ingeniería, y las articulaciones son sus bisagras, permitiendo un rango de movimiento asombroso que nos posibilita correr, saltar, escribir y abrazar. Sin embargo, esta movilidad tiene un precio: la vulnerabilidad a las lesiones.

Entre las más graves y dolorosas se encuentran las dislocaciones articulares. Comprender qué son, cómo se clasifican y qué las causa es fundamental no solo para los profesionales de la salud, sino para cualquier persona, ya que una acción rápida y adecuada puede prevenir daños mayores.

En este artículo exploraremos en profundidad los distintos tipos de dislocaciones, proporcionando una guía educativa clara y concisa.

¿Qué es una Dislocación Articular?

Una dislocación, o luxación, es una lesión en la que los extremos de dos o más huesos que forman una articulación se separan de su posición normal. Esta separación implica el desgarro de los ligamentos, tendones y cápsula articular que normalmente sostienen la articulación en su lugar. Es una emergencia médica que causa dolor intenso, deformidad visible, hinchazón inmediata y una pérdida completa o casi completa de la movilidad en la articulación afectada.

Clasificación de Dislocaciones Articulares

Es crucial distinguir entre una dislocación y una subluxación. Mientras que la dislocación es una separación completa de las superficies articulares, la subluxación es una separación parcial. Los huesos se desplazan pero aún mantienen cierto contacto. Las subluxaciones suelen ser menos dolorosas y pueden reducirse (volver a su lugar) de forma espontánea, pero igualmente requieren atención médica para evaluar posibles daños en los tejidos blandos.

Clasificación de Dislocaciones Articulares

Las dislocaciones se pueden clasificar de varias maneras, siendo las más comunes según su causa, la dirección del desplazamiento y la articulación afectada.

1. Según la Causa

  • Dislocaciones Traumáticas: Son, con mucho, las más frecuentes. Ocurren como resultado de una fuerza externa aplicada sobre la articulación que supera su resistencia natural. Esto puede suceder durante:
    • Accidentes deportivos: Deportes de contacto como el rugby, fútbol americano o artes marciales, o caídas en deportes como el esquí o el skateboarding.
    • Caídas: Extender la mano para amortiguar una caída puede dislocar el hombro o el codo.
    • Accidentes de tráfico: El impacto puede forzar las articulaciones de manera violenta.
  • Dislocaciones Patológicas o Congénitas: Estas no son causadas por un trauma agudo, sino por una condición subyacente que debilita las estructuras de soporte de la articulación.
    • Congénitas: La más común es la Displasia del Desarrollo de la Cadera (DDC), donde la articulación de la cadera no se forma correctamente en bebés, making it prone to dislocate easily.
    • Patológicas: Enfermedades como la artritis reumatoide (que inflama y daña la cápsula articular), infecciones, o trastornos del tejido conectivo como el Síndrome de Ehlers-Danlos, pueden provocar dislocaciones con un mínimo esfuerzo o incluso de forma espontánea.
  • Dislocaciones Recidivantes o Habituales: Una vez que una articulación se disloca, las estructuras que la sostienen (ligamentos, cápsula) suelen quedar estiradas o dañadas de forma permanente. Esto puede crear una inestabilidad crónica que predisponga a la articulación a dislocarse repetidamente con movimientos simples y cotidianos, como levantar el brazo o girarse. El hombro es particularmente propenso a este tipo de dislocación.

2. Según la Dirección del Desplazamiento

Esta clasificación describe hacia dónde se mueve el hueso distal (el más alejado del centro del cuerpo) en relación con la articulación. Es de gran utilidad para los médicos a la hora de planificar la reducción (recolocación).

  • Anterior: El hueso se desplaza hacia delante. Es la dirección más común en la dislocación de hombro, donde la cabeza del húmero sale por la parte delantera.
  • Posterior: El hueso se desplaza hacia atrás. Es típica en dislocaciones de hombro por convulsiones o electrocución, y también es la más frecuente en la dislocación de la cadera, a menudo resultante de un accidente de tráfico donde la rodilla golpea el salpicadero.
  • Lateral/Medial: El hueso se desplaza hacia los lados (hacia afuera o hacia la línea media del cuerpo). Común en dislocaciones de la rótula (hueso de la rodilla).
  • Superior/Inferior: Desplazamiento hacia arriba o hacia abajo. Menos comunes.

3. Según la Articulación Afectada

Cualquier articulación puede dislocarse, pero algunas son mucho más susceptibles que otras debido a su anatomía y rango de movimiento.

  • Hombro: La articulación más comúnmente dislocada (aproximadamente el 50% de todas las dislocaciones). Su gran movilidad sacrifica estabilidad.
  • Codo: Muy común en niños que son levantados de un brazo de manera brusca o por caídas con la mano extendida.
  • Dedos (Falanges): Frecuentes en deportes como el baloncesto o el voleibol, donde la bola golpea la punta del dedo.
  • Cadera: Requiere una fuerza enorme para dislocarse y suele estar asociada a traumatismos de alta energía como accidentes automovilísticos. Es una emergencia grave por el riesgo de lesionar el nervio ciático y comprometer el riego sanguíneo a la cabeza femoral (necrosis avascular).
  • Rótula: Ocurre a menudo durante actividades deportivas que implican giros bruscos sobre la pierna apoyada.
  • Tobillo y Mandíbula: También pueden sufrir dislocaciones, aunque la de mandíbula suele ser más una subluxación.

Conclusión

Las dislocaciones articulares son lesiones serias que van más allá de un simple «hueso fuera de lugar». Implican un daño significativo a los tejidos blandos circundantes y conllevan riesgos de complicaciones a largo plazo, como inestabilidad crónica, artrosis o daño neurovascular.

Ante la sospecha de una dislocación, es imperativo no intentar recolocarla uno mismo, ya que se puede empeorar la lesión. La atención inmediata debe centrarse en inmovilizar la articulación, aplicar hielo y acudir urgentemente a un servicio de emergencias para que un profesional realice el diagnóstico y la reducción adecuada bajo sedación o anestesia, seguido de un programa de rehabilitación para restaurar la función y prevenir recurrencias.

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