Nuestros fieles compañeros de cuatro patas no son ajenos a las molestias que provocan las alergias. Ver a nuestro perro rascarse sin parar, perder pelo o tener la piel irritada es una situación preocupante y común para muchos dueños. Las alergias en los perros son una de las causas más frecuentes de visitas al veterinario, y entender su origen es el primer paso para brindarles el alivio que merecen.
En este artículo desglosaremos los diferentes tipos de alergia canina, proporcionando a los dueños el conocimiento necesario para identificar las señales y trabajar mano a mano con el profesional veterinario en la búsqueda de una solución eficaz. La clave no está en el autodiagnóstico, sino en la observación y la comunicación efectiva con el especialista.
¿Qué es una Alergia Canina?
En términos simples, una alergia es una reacción exagerada del sistema inmunológico del perro hacia una sustancia que normalmente debería ser inofensiva. Estas sustancias, conocidas como alérgenos, son percibidas por el cuerpo del animal como una amenaza, desencadenando una respuesta defensiva desproporcionada.

Cuando un perro alérgico entra en contacto con un alérgeno por primera vez, su sistema inmunológico produce anticuerpos. En exposiciones posteriores, estos anticuerpos activan una cascada de liberación de histaminas y otros compuestos inflamatorios, que son los responsables directos de los síntomas que observamos: picor intenso (prurito), enrojecimiento de la piel, inflamación y problemas digestivos, entre otros.
Es crucial diferenciar una alergia de una intolerancia. La intolerancia alimentaria, por ejemplo, no involucra al sistema inmunológico; es una dificultad para digerir un ingrediente específico, causando principalmente síntomas gastrointestinales como diarrea o vómitos, pero sin el típico picor asociado a las alergias.
Tipos Principales de Alergia en Perros
Identificar el tipo de alergia que sufre un perro puede ser un desafío, ya que muchos síntomas se solapan. Sin embargo, conocer las categorías principales ayuda a acotar el campo de investigación. Las alergias caninas se pueden clasificar principalmente en cuatro grupos:
1. Dermatitis Alérgica por Picadura de Pulga (DAPP)
Esta es, con mucho, la alergia más común en los perros. Contrario a lo que se pueda pensar, no la causa la pulga en sí, sino su saliva. Cuando una pulga pica a un perro alérgico, inocua una pequeña cantidad de saliva en su piel. Solo se necesita una o dos picaduras para desencadenar una reacción masiva.
Síntomas característicos:
- Picor intenso y repentino, especialmente en la base de la cola, el abdomen interno, los muslos y el cuello.
- Pérdida de pelo en esas zonas debido al rascado y mordisqueo constante.
- Piel enrojecida, inflamada y, en casos crónicos, costras y oscurecimiento de la piel (hiperpigmentación).
- Presencia de «suciedad de pulgas» (heces de pulga) en el pelaje, que son pequeños puntos negros que se tornan rojizos al humedecerse.
Manejo: El pilar del tratamiento es un estricto control de pulgas durante todo el año, no solo en el animal, sino también en el ambiente (casa, jardín, cama del perro).
2. Alergias Alimentarias
Las alergias alimentarias representan aproximadamente el 10-15% de los casos de alergia en perros. Pueden desarrollarse a cualquier edad y frente a ingredientes que el perro ha consumido durante años sin problema. Los alérgenos más comunes son las proteínas de origen animal (carne de res, pollo, lácteos, huevo) y, en menor medida, cereales como el trigo o la soja.
Síntomas característicos:
- Picor en la piel, que a menudo no es estacional (ocurre todo el año).
- Infecciones de oído recurrentes y difíciles de tratar.
- Problemas gastrointestinales: vómitos, diarrea, gases o aumento en la frecuencia de defecación.
- Lamido excesivo de las patas y rascado de la cara y orejas.
Diagnóstico: La única forma fiable de diagnosticar una alergia alimentaria es mediante una «dieta de eliminación» o «dieta de prueba con hidrolizados», supervisada por un veterinario. Esto implica alimentar al perro con una fuente de proteína e hidratos de carbono completamente novedosa o hidrolizada (donde las proteínas se han descompuesto en moléculas tan pequeñas que el sistema inmunológico no las reconoce) durante 8-12 semanas, para luego reintroducir los ingredientes antiguos uno a uno y observar la reacción.
3. Dermatitis Atópica (Atopia)
La dermatitis atópica es una predisposición genética a desarrollar alergias a alérgenos ambientales inhalados o absorbidos a través de la piel. Es el equivalente al «asma o la fiebre del heno» en humanos, pero en perros, la manifestación principal es el picor cutáneo. Suele aparecer en perros jóvenes, entre los 6 meses y los 3 años de edad.
Alérgenos comunes:
- Pólenes de árboles, césped y malas hierbas (por lo que suele ser estacional, aunque puede volverse perenne).
- Ácaros del polvo.
- Esporas de moho.
- Caspa de otros animales.
Síntomas característicos:
- Picor intenso en patas (que lleva a lamido constante), axilas, ingle, alrededor de los ojos y en las orejas.
- Frotado de la cara contra muebles o alfombras.
- Infecciones secundarias de la piel y oídos por bacterias o levaduras, debido al daño en la barrera cutánea.
- Enrojecimiento e inflamación en las zonas afectadas.
Manejo: El manejo es multimodal e incluye evitar los alérgenos en la medida de lo posible, baños terapéuticos para restaurar la barrera de la piel, medicamentos para controlar el picor (como Apoquel, Cytopoint o corticoides) y, en algunos casos, inmunoterapia (vacunas antialérgicas) específicas para el perro.
4. Alergias de Contacto
Este es el tipo menos común de alergia en perros. Ocurre cuando la piel reacciona directamente tras el contacto con un material o sustancia alergénica.
Alérgenos comunes:
- Productos químicos: colorantes, perfumes o materiales de su cama, collares antipulgas, jabones o shampoos.
- Materiales: látex, lana, nylon.
- Plantas como la hiedra venenosa.
- Productos de limpieza del hogar.
Síntomas característicos:
- Irritación y picor localizado en las áreas de contacto que suelen tener poco pelo, como el abdomen, las axilas, el escroto, el mentón o entre los dedos de las patas.
- Enrojecimiento, bultos (ronchas) y, en casos graves, ampollas.
Manejo: La estrategia principal es identificar y eliminar el material ofensivo del entorno del perro.
Conclusión
Las alergias caninas son condiciones complejas y crónicas que requieren paciencia y un enfoque metódico. Ver sufrir a nuestro perro puede ser desesperante, pero recordar que existen múltiples opciones de diagnóstico y tratamiento es esperanzador. El autodiagnóstico y la automedicación pueden empeorar la situación.
Ante la menor sospecha de una alergia, la consulta con un veterinario es indispensable. Ellos podrán realizar las pruebas necesarias, descartar otras enfermedades con síntomas similares (como la sarna) y diseñar un plan de manejo personalizado que permita a tu mejor amigo llevar una vida cómoda, feliz y libre de picores.
