En el mundo del desarrollo infantil, la expresión artística juega un papel fundamental. Entre el ballet de colores, las construcciones de bloques y los juegos de roles, existe una herramienta poderosa y a veces subestimada: el monólogo.
Mucho más que un simple discurso, un monólogo para un niño es una puerta hacia la autoconfianza, la creatividad y la comprensión de sus propias emociones. Introducir a los más pequeños en la práctica de interpretar monólogos cortos no es prepararlos para ser actores profesionales (aunque podría despertar la vocación), sino dotarlos de habilidades comunicativas que les servirán para toda la vida.
En este artículo exploraremos qué es un monólogo y ofreceremos una lista práctica de ejemplos cortos y divertidos para que los niños comiencen su viaje en el escenario de la imaginación.
¿Qué es un Monólogo?
Antes de adentrarnos en los ejemplos, es esencial entender de qué hablamos. Un monólogo es un discurso largo o breve pronunciado por una sola persona. A diferencia de un diálogo, donde dos o más personas interactúan, en el monólogo el hablante se dirige a sí mismo, a otro personaje que no responde, o directamente al público, revelando sus pensamientos más íntimos, sus sentimientos, sus planes o una historia.

Para los niños, el concepto se puede simplificar: «Es un momento en el que tú eres el único que habla, contando algo muy importante que sientes o piensas, como si el público pudiera leer tu mente.»
Los beneficios de que los niños practiquen monólogos son numerosos:
- Mejora de la Expresión Oral: Practican dicción, volumen, tono y ritmo.
- Desarrollo de la Empatía: Al interpretar a un personaje, se ponen en «los zapatos del otro».
- Gestión Emocional: Les permite dar voz a emociones como la frustración, la alegría, el miedo o la sorpresa en un entorno seguro.
- Fomento de la Creatividad e Imaginación: Crean un personaje y un contexto a partir de unas pocas líneas.
- Refuerzo de la Autoestima: Vencer la timidez y recibir el aplauso al final es una inyección de confianza invaluable.
La clave está en elegir monólogos apropiados para su edad, con temas que les resulten familiares, cercanos y, sobre todo, divertidos.
Ejemplos de Monólogos Cortos para Niños
La siguiente lista ofrece una variedad de monólogos con diferentes temáticas y emociones. Anima al niño a no solo memorizar las palabras, sino a vivirlas: que use su cuerpo, que gesticule y que ponga la emoción en su voz.
1. El Monólogo del Superhéroe con un Problema Cotidiano
(El niño, con una toalla a modo de capa, se planta firme con las manos en las caderas. Habla con convicción, pero con un toque de frustración.)
«¡Yo soy el increíble Capitán Relámpago! Puedo volar más rápido que el viento, tengo la fuerza de diez elefantes y mi visión de rayos láser puede derretir el acero. He salvado a la ciudad de monstruos gigantes y robots malignos… pero hay algo contra lo que no puedo luchar. ¡Mis deberes de matemáticas! (Mira un cuaderno con desesperación). Por más que concentro mis superpoderes, estos números no se mueven. ¿Acaso el malvado Doctor Caos ha puesto un hechizo en mi lápiz? (Suspira profundamente). Tal vez… tal vez hasta los superhéroes necesitan hacer la tarea. O quizás mi verdadero poder es… pedirle ayuda a mi mamá.»
2. El Monólogo del Animal que Quiere ser Algo Más
(La niña se agacha, imitando los movimientos de un perro. Puede mover la cabeza como si tuviera orejas largas.)
«Soy Lulo, el conejo de la clase. Sí, sí, otro conejo. Salto, como zanahorias y mis orejas se mueven solas cuando hay un ruido. (Rueda los ojos). ¡Aburridísimo! Todo el mundo espera eso de mí. Lo que nadie sabe es que por las noches, cuando la luna brilla, yo no sueño con zanahorias. ¡Yo sueño con ser un águila! (Se pone de pie y extiende los brazos como alas). Quiero surcar los cielos, sentir el viento en mis… bueno, en mis orejas, que ahora serían alas. Quiero dejar de saltar entre la lechuga y planear sobre las montañas. ¿Por qué tengo que ser un conejo? ¡Yo quiero volaaaaar!»
3. El Monólogo del Niño/a frente a un Regalo Misterioso
(El niño está sentado, mirando fijamente una caja con un lazo enorme. Su expresión es una mezcla de curiosidad y nerviosismo.)
«Está ahí. Quieto. Silencioso. Esa caja azul con el moño gigante que mi tía Anita me trajo. (Se muerde el labio). ¿Qué habrá dentro? Podría ser algo increíble… ¡el coche de carreras teledirigido que tanto pedí! (Sonríe). O… podría ser otra vez un suéter. Un suéter grueso, con ese patrón de cuadros que pica. (Se estremece). Mi tía Anita tiene un gusto… muy especial para la ropa. ¿Y si es un juego de mesa educativo? ¡Uf! La emoción es tan grande como el miedo. (Se acerca lentamente a la caja y la toca con un dedo). Solo hay una forma de saberlo… pero ¿y si es un suéter?»
4. El Monólogo de la Princesa (o Príncipe) Aburrida/o
(La niña, con una corona de cartón, está recostada sobre una silla, bostezando exageradamente.)
«Otro día más en el glorioso y magnífico… y superaburrido Reino de la Perfecta Paz. (Suspira). He paseado en mi carruaje de cristal, he saludado a los mismos súbditos de siempre y he comido pastel de frambuesa. Otra vez. Lo único emocionante que pasó fue que el dragón del bosque estornudó y chamuscó un poco el puente levadizo. Pero mis padres lo consideraron «un incidente». (Se levanta, molesta). ¡Yo quiero un incidente de verdad! Quiero que llegue un troll gruñón y desafíe a mis caballeros a un concurso de baile. O que la varita mágica de la hada madrina se atore y empiece a lanzar fuentes de chocolate. Algo, ¡cualquier cosa! Ser princesa sería genial… si no fuera tan perfectamente aburrido.»
5. El Monólogo del Espantapájaros Filosófico
(El niño se para muy quieto, con los brazos extendidos. Habla con una voz tranquila y un poco soñadora.)
«Ellos me pusieron aquí para asustar a los cuervos. Creen que, porque no me muevo, no pienso. (Una leve sonrisa). Pero yo lo veo todo. Veo amanecer, pintando el cielo de naranja y rosa. Veo a la liebre que se escabulle entre el maíz y a los gusanitos que trabajan en la tierra bajo mis pies. Los cuervos… en realidad no me dan miedo. Vienen, me miran, y a veces hasta se sientan en mi hombro. (Pausa). Me pregunto qué se sentirá volar como ellos. O correr como la liebre. O incluso, qué se sentirá poder caminar. Pero aquí estoy, quieto, siendo el guardián silencioso del campo. Y, la verdad, no es un mal trabajo.»
6. El Monólogo del Deber que No Quiere Hacerse
(El niño mira fijamente un lápiz sobre la mesa, como si fuera su némesis.)
«Ese lápiz… me está mirando. Sé que me está mirando. Y detrás de él, está la hoia en blanco. Mi mamá dice: «Es solo una redacción, te tomará diez minutos». (Frunce el ceño). ¡Diez minutos! Es como decir que el océano es solo un charco. ¿Sobre qué quiero ser cuando sea mayor? No lo sé. Ahora solo quiero ser mayor para no tener que hacer redacciones. (El lápiz parece burlarse de mí). Podría escribir que quiero ser astronauta… o youtuber… o explorador. Pero en realidad, lo que más quiero en este momento… es ser alguien que ya terminó su redacción.»
7. El Monólogo del Muñeco de Nieve en un Día Solejado
(La niña se encoge un poco, con una expresión de preocupación dulce.)
«Ayer fue genial. Los niños me construyeron, me pusieron una bufanda naranja y una nariz de zanahoria. Fue el mejor día de mi vida… bueno, de mi existencia de nieve. Pero hoy… (mira con temor al cielo)… hoy ese redondo y brillante señor Sol está muy, muy fuerte. Noto que mi brazo izquierdo está un poco… más flaco. Y mi sombrero me queda un poco grande. (Triste). Sé lo que esto significa. Los niños volverán mañana y solo verán mi bufanda en un charco de agua. Pero, ¿saben qué? No me arrepiento. Por un día, fui un muñeco de nieve. Tuve una nariz de zanahoria y fui el rey del jardín. Eso… eso vale un poco de derretirse.»
Consejos para la Representación
- Practicar en Voz Alta: Leer el monólogo en voz alta varias veces ayuda a familiarizarse con las palabras.
- Encontrar la Emoción: Pregunta al niño: «¿Cómo se siente tu personaje? ¿Contento, triste, enfadado, asustado?».
- Usar el Cuerpo: La actuación no es solo la voz. Anímalo a gesticular, a moverse por el espacio y a usar expresiones faciales.
- Diversión ante todo: El objetivo no es la perfección, sino pasarlo bien y aprender. Los errores son parte del proceso.
Estos monólogos son solo el punto de partida. Anima a los niños a que modifiquen las historias, que creen las suyas propias y que exploren el infinito mundo de la expresión a una sola voz. ¡El escenario les espera
