El aprendizaje se clasifica en implícito, explicito, asociativo, no asociativo, significativo, cooperativo, colaborativo, emocional, observacional, experiencial, por descubrimiento y memorístico.
El concepto de aprendizaje resulta bastante complejo, ya que este obedece a una serie de conocimientos, habilidades, destrezas o capacidades, que son adquiridas por medio de la observación, pasan a ser internalizadas y se convierten en una experiencia cuando el individuo la lleva a la praxis.
Para muchos el aprendizaje no es más que la imitación de una conducta, ya apreciada o aprehendida del mundo exterior, y que la persona tiende a repartir de una forma específica, para su beneficio. El aprendizaje puesto en práctica siempre representa una utilidad para la persona.
Este es un proceso que se da a nivel cognitivo y se manifiesta en el plano conductual, es decir, el proceso de aprendizaje implica la internalización de una serie de conceptos o bien de un patrón de conducta, para su posterior repetición de parte del individuo.
Lo más primordial de este proceso, es que crea una modificación en el individuo, ya que una persona después de que aprende no es la misma, ni vuelve a actuar igual, pues el aprendizaje ocasiona en él un cambio.
De aquí que las distintas teorías del aprendizaje, aleguen que este lleva en sí, el fin intrínseco de buscar un resultado acomodaticio de parte de quien enseña y una utilidad para quien aprende.
¿Cuáles son los tipos de aprendizaje?
Implícito.
Aquel que se genera en el individuo de forma automática, y se corresponde con una serie de conductas que este repite por solamente imitar, es decir, la mayoría de los aprendizajes de este tipo se dan de un mundo subconsciente, ya que el individuo ni siquiera se percata de que está aprendiendo, es decir, no está consciente del proceso de aprendizaje.
Un ejemplo, clásico de este lo constituye el caminar o comenzar a hablar cuando se está en temprana edad, en este caso, el bebé no está consciente de que está aprendiendo algo.
Explícito.
Este es contrario al implícito, ya que en éste, la persona actúa a sabiendas de que está aprendiendo, es decir, la persona conoce su proceso e incluso conoce lo que desea aprender, motivo por el cual se decide a hacerlo.
En este proceso, el sujeto se haya plenamente consciente del objetivo que persigue, motivo por el cual, el área cognitiva esta alerta, ante esto, queremos decir, que los lóbulos del cerebro están trabajando por aprehender una información, por analizar, internalizarla y luego ejecutarla.
Asociativo.
Algunos tienden a asociarlo con el aprendizaje condicionado, ya que en este, el individuo establece una relación entre el estímulo y la respuesta, es decir, la persona sabe y conoce que está respondiendo a un factor determinado.
Por ejemplo, la persona sabe que al tocar calor este quema, o bien al tocar el frio sucede lo mismo, pero este aprendizaje es posible obtenerlo a través de la propia vivencia inmediata, que determina el estímulo-respuesta, en palabras más claras, una persona puede quemarse una sola vez la mano con la hornilla encendida, por lo que, para futuras ocasiones cuando vea la hormilla mantendrá la mano alejada, porque el cerebro recuerda el calor y la sensación que este genera, y la respuesta de evitación es automática.
No asociativo.
En este caso, el aprendizaje se da de igual forma bajo la modalidad de estímulo respuesta, pero en este caso, la persona modifica la respuesta ante el estímulo, es decir, la persona crea una especie de condicionamiento o de hábito frente al estímulo que le permite tolerarlo.
Verbigracia las personas que se mudan a un clima templado o bien caluroso, y con el tiempo se habitúan al cambio de temperatura que los hace doblegarse ante la misma; es lo mismo, que ocurre con las personas que logran trabajar en ambientes donde el ruido es estridente, son capaces de adaptar el oído a los niveles de sonido.
Significativo.
En este caso, nos referimos a un aprendizaje mucho más complejo, ya que este amerita la relación que se puede establecer entre un conocimiento pasado y un conocimiento recientemente adquirido, en este caso, nos estamos refiriendo a un aprendizaje reflexivo y asociativo.
Es decir, este tiene a lugar cuando el individuo internalizar el conocimiento y lo compara con conceptos ya pasados, procediendo a obtener una conclusión de estos, por ejemplo, cuando el niño pasa a estudiar la tabla de multiplicar, previamente ya ha aprendido a sumar, es por ello, que la multiplicación le resulta más sencilla de aprehender.
Cooperativo.
En este caso el aprendizaje se realiza en grupo, es decir, las personas se conectan entre sí para repartir los conceptos y aprenderlos mejor, este es un modelo de aprendizaje que se da con mucha frecuencia en las aulas y el mismo consiste en colocar a los alumnos en grupo pequeños donde pueden intercambiar ideas.
Los expertos aconsejan que el aprendizaje colaborativo es la mejor forma de generar conocimientos entre grupos homogéneos y heterogéneos, ya que permite la discusión de criterios y la formación de nuevos estándares de conocimiento, el debate permite la lluvia de ideas, de aquí que resulte un medio eficaz no solo para la creación sino también para el afianzamiento de conocimientos.
Colaborativo.
Es similar al anterior, pero dista en que si bien se forman los grupos, el debate de ideas es guiado o supervisado por el profesor, el dirige las ideas sobre las cuales van a discurrir los discursos de los alumnos, de modo tal, que los criterios esgrimidos y los conocimientos que se van a ver forzados a la temática impuesta por el profesor.
Emocional.
Este va destinado al manejo y control de las emociones, es decir, la persona conlleva un proceso, donde internaliza sus emociones, aprende a reconocerlas y a manejarlas, como también aprende a actuar en pro de las mismas; por su propio beneficio. El fin del aprendizaje emocional es llevar un mejor control sobre las emociones y que esto genere efectos positivos en las relaciones personales del individuo.
Observacional.
También considerado aprendizaje por imitación, en este caso, debe de existir un sujeto que actué de determinada forma, para que la persona o grupo de personas, se comporten de forma similar a él. Este se conoce como moldeamiento de conducta, y se lleva a cabo por medio de la observación del patrón de conducta a seguir.
Experiencial.
Se produce por medio de la internalización del conocimiento adquirido, como parte de nuestra propia conducta, en otras palabras, es el aprendizaje que se obtiene de la experiencia personal, que es aquella que se funda en las vivencias del individuo, el cual produce una serie de criterios de valor propios, conforme al cual este actúa y previene ciertas circunstancias.
Un ejemplo, clásico de esto, lo podemos apreciar en aquellas personas que afirman que aprenden de sus desaciertos y de sus errores.
Por descubrimiento.
En este caso, la persona comienza la búsqueda activa el conocimiento, muchos consideran que es un acto de curiosidad, pero más allá de eso, es una inclinación individual hacia la reflexión, indagación e investigación de todo cuanto nos rodea, es por ello, que este aprendizaje se considera activo, ya que la persona busca por si sola aprender de su entorno.
Memorístico.
Aquel conforme al cual la persona aprehende los conceptos y los repite de forma automática, sin analizarlos, resulta ideal en el caso de ejercicios mentales para mantener activa la memoria, ya que permite la gimnasia cerebral en pro del conocimiento.